“No puedo creer que se hayan cumplido 100 años del nacimiento de mi padre. Recuerdo todo lo vivido junto a él. Parecería que el tiempo no ha pasado. La imagen que me viene a la cabeza es de él sentado en el piano componiendo. Pasaba mucho tiempo ahí. Nosotros sabíamos ya de chicos que él era un genio, y toda la familia giraba en torno a él, apuntalándolo. Siendo ya adulto y formando parte de su conjunto, me dijo “vos sos mi hijo y no te podes equivocar” me exigía mucho, y jamás lo defraudé. Son pocos los que pueden decir “yo toqué con Piazzolla”, y yo fui uno de ellos. Fue una gran suerte ser su hijo, su amigo, su músico.