La primera parte de estos diálogos tuvo lugar en México, donde Diana residía a causa de su exilio, junto a su esposo e hijos. Luego de muchos intentos, Diana logró convencer a su padre de que contara su vida, su historia. Astor se negaba , porque creía que las biografías: “sólo se las hacían a los muertos”, y el sin duda estaba más vivo que nunca.
